Punta de teno

 

Punta de Teno: El rincón más salvaje y espectacular del oeste de Tenerife

Tenerife tiene muchos secretos, pero hay uno en particular que me marcó profundamente: Punta de Teno. No es solo el punto más occidental de la isla, es un paraje natural casi intacto, donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza reclama su espacio con una intensidad que no se olvida fácilmente.

Recuerdo perfectamente la primera vez que llegué. Es un faro al final de la isla de Tenerife con una pequeña playa para poder bañarte. Esa combinación tan sencilla y potente resume gran parte del encanto del lugar. Pero vamos por partes.

¿Qué es Punta de Teno y por qué es tan especial?

Ubicada en el extremo más occidental de Tenerife, Punta de Teno forma parte del Parque Rural de Teno, una de las zonas con mayor valor ecológico de toda Canarias. Este espacio natural protegido alberga especies endémicas, paisajes volcánicos extremos y vistas que, literalmente, te quitan el aliento.

Lo primero que te recibe es el faro de Punta de Teno, una torre blanca y roja que rompe el paisaje oscuro del basalto y se alza como centinela del Atlántico. Justo frente a él, se despliega una calita recogida, perfecta para un chapuzón. Sí, esa pequeña playa para poder bañarte es uno de esos rincones que parecen sacados de una postal.

 

 

Acceso regulado: coche prohibido por obras en curso

Desde abril de 2025, el acceso en coche por la carretera TF‑445 está totalmente restringido debido a obras de mejora en accesos, aparcamientos y el entorno del faro. Se prevé que estas obras duren aproximadamente 10 meses.

Durante este período, solo se puede acceder a Punta de Teno mediante transporte público, específicamente con la línea 369 de TITSA, desde la Estación de Guaguas de Buenavista del Norte. El billete cuesta 1 € por trayecto y persona.

  • Horario de invierno (1 oct – 20 jun): 10:00 a 19:00 h
  • Horario de verano (21 jun – 30 sep): 08:00 a 20:00 h

Las vistas: La Gomera y los acantilados de Los Gigantes

No exagero si digo que se ve perfectamente La Gomera y los acantilados de Los Gigantes desde Punta de Teno. La línea del horizonte se corta por la silueta azulada de la isla vecina, mientras que a tu derecha los acantilados se elevan como una muralla volcánica que cae a pico sobre el mar.

Hay algo hipnótico en ese contraste entre el océano, la roca y el cielo. Es un lugar que te invita a quedarte quieto, a mirar, a respirar profundo. Y lo mejor es que, salvo en fechas muy concretas, no suele estar abarrotado.

 

 

Naturaleza intacta: flora, fauna y sensaciones

El entorno está lleno de tabaibales y cardonales, las formaciones vegetales más representativas del clima seco de la zona. También puedes ver lagartos, aves marinas y otras especies endémicas del Parque Rural de Teno.

Todo tiene un aire antiguo. Lugar bastante bonito, como suelo decir cuando me preguntan qué sitios de la isla recomendaría sin pensarlo. Es el tipo de belleza que solo se encuentra en lo auténtico, en lo remoto.

Qué hacer en Punta de Teno

  • Bañarte en su pequeña cala con aguas transparentes.
  • Fotografiar el faro de Teno con los acantilados de fondo.
  • Hacer senderismo por las rutas PR‑TF.
  • Observar aves y fauna marina en su hábitat natural.
  • Disfrutar de un atardecer con vistas a La Gomera.

Consejos prácticos para tu visita

  • Consulta horarios actualizados de guaguas en titsa.com.
  • No olvides llevar agua, protector solar y calzado cómodo.
  • La zona es aislada, no hay tiendas ni restaurantes.
  • Respeta el entorno: no dejes basura, ni molestes a la fauna.

¿Vale la pena ir a Punta de Teno?

Sí. Rotundamente sí. Es uno de esos lugares que definen un viaje. Es un punto de calma en medio del ritmo frenético del turismo masivo. Es un faro al final de la isla de Tenerife, y eso, aunque suene simple, es mucho más de lo que parece.

Aquí, el mar, el viento y la roca te cuentan una historia de millones de años. Y cada vez que recuerdo aquel lugar, no pienso solo en el paisaje, pienso en esa pequeña playa para poder bañarte, en la vista perfecta de La Gomera y los acantilados de Los Gigantes, y en esa sensación de estar en un sitio que, por suerte, todavía sigue siendo bastante bonito.

 

 

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